La reutilización de las viejas traviesas férreas está prohibida desde 2002 tras descubrirse que la creotosa, el material con la que está tratada es madera, es cancerígena. Sin embargo, los casos no cesan. Un vecino de Altea, F.B.M., denunció el pasado 16 de octubre ante el Juzgado de Instrucción Número 5 de Benidorm el uso de este tipo de maderos en algunas de las zonas más transitadas del municipio y solicita su retirada tanto de la playa de l’Olla como de la desembocadura del río Algar al considerar que pueden ser un peligro para las personas y el medio ambiente.
F. B. M. presentó la documentación al considerar que la utilización de este material en esas obras puede ser constitutivo de presuntos delitos contra los Recursos Naturales y el Medio Ambiente así como de Prevaricación Medio Ambiental, recogidos en el Código Penal.
El denunciante, quien se considera afectado al vivir en la zona, se ha decidido a dar este paso porque teme por su salud. Según declara, desde octubre a diciembre de 2011, en las proximidades de la desembocadura del Río Algar y en un tramo de la playa de l’Olla, una empresa realizó las obras para acondicionar dos nuevos tramos de paseo peatonal.
En estos trabajos se incrustaron en el suelo, para delimitar el trozo de paseo, «una gran cantidad de traviesas de ferrocarril tratadas con creotosa sustancia tóxica y cancerígena», según alega. Y es que, enterrar estas maderas en el suelo puede conllevar un grave peligro de contaminación en el Medio Ambiente, según el Código Penal.
Pero además, F.B.M considera, después de informarse sobre los efectos de este producto tóxico, que puede causar un «grave peligro de enfermedad para las personas que incluso podría llevar a la muerte al ser cancerígenas».
Las maderas, según relata el afectado, fueron retiradas del antiguo paseo que recorre la playa de l’Olla de Altea en la zona del Villagadea, pero nadie se deshizo de ellas. Antes estaban colocadas a modo de pasarela por la que podían circular los transeúntes. El denunciante añade en su escrito al juzgado que preguntó a un funcionario del Ministerio de Medio Ambiente, quien, según se recoge en la documentación a la que ha tenido acceso este diario, le explicó que las traviesas no podían ser utilizadas pero que «debido a la situación económica actual y al elevado coste que supone la incineración en hornos con filtros especiales no se habían destruido». Y es que, según argumenta este residente, un supuesto vacío legal en la ley solo alerta del riesgo para las personas si se produce un «contacto frecuente». Sin embargo, «¿no es frecuente colocarlas en una zona como un paseo o un parque por donde pasan miles de personas?», se pregunta.
Así, la colocación de estas traviesas de nuevo en suelo público se incluye dentro del proyecto Mantenimiento y Conservación de la Costa de Alicante 2011-2012 llevado a cabo por el Gobierno central y dependiente de la delegación de Costas y aprobado en febrero de 2011. El vecino alega además que se aprobó el aterramiento de las mismas sin utilizar protección para evitar el contacto directo entre las maderas tóxicas y el suelo, por lo que hay peligro de contaminación.
De hecho, en julio de 2011 él mismo acudió al Seprona a denunciar la colocación de las maderas en esa zona y en el parque de Villagadea. Allí son bien visibles los efectos porque los chorros de color rojizo que desprendía la madera han quedado impregnados en el muro.
En su visita al organismo dependiente de la Guardia Civil, F.B.M. indicó que había comunicado al Ayuntamiento esta circunstancia sin recibir respuesta. Así, los miembros del Seprona incluyen en el acta de denuncia que a través de ellos mismos «hace años se comunicó» al Consistorio que las traviesas «tienen aceite de lavaje o aceite de creotosa y que es perjudicial que las personas pasen por ellas descalzas» y que se encuentran prohibidas para las instalaciones en parques u otros espacios públicos